Son muchos los corredores que después de meses o años de entrenamiento se estancan en su evolución. Algunos, incluso, incrementando más la intensidad y el número de kilómetros. Esto le ocurre mucho a los que se han iniciado recientemente en la carrera a pie o a los que corren sin demasiadas pretensiones.
Analizas fríamente el objetivo que te marcaste a principios de temporada y te das cuenta de que con tu ritmo de vida, horarios de trabajo, forma física de la que partías, vida familiar, etc... era casi imposible conseguirlo.
Es posible que en su momento fuéramos muy ambiciosos, conscientes de que nuestro objetivo era muy difícil de alcanzar, pero cargados de muchísima ilusión, nos proponíamos conseguirlo.